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martes, 20 de septiembre de 2011

Beneficios de la certificación de los sistemas de gestión de documentos para una organización

Actualmente muchos centros y sistemas de archivos están inmersos en la implantación de sistemas de calidad o/y de modelos de excelencia. Manuela Moro Cabero en “Certificación de calidad en los archivos. Análisis y prospectiva” analiza el alcance que está teniendo la certificación en la práctica archivística y valora su impacto tanto para el propio sistema de gestión documental como para la organización en la que se implanta.


Así, Moro Cabero, destaca los siguientes beneficios que aporta la certificación:

Un sistema de gestión documental certificado contribuye a tener un rendimiento más satisfactorio de la organización y colabora con la orientación hacia el cliente que toda organización defiende para mantenerse competitiva.

La certificación ubica al sistema de gestión documental en una posición de fortaleza y de visibilidad ante la organización, incidiendo en el incremento de una imagen más favorable del Archivo y del profesional en toda la organización.

La certificación demuestra la conformidad a las políticas de gestión documental, consensuadas y aprobadas por la organización. En este orden, las políticas de gestión documental pueden y deben de ser coordinadas con otras políticas de gestión orientadas al cumplimiento de otros modelos de gestión. Este hecho, permite acrecentar la cohesión de modelos de gestión mediante sus estrechas interrelaciones en materia de gestión documental. La certificación de un sistema de gestión documental dignifica el significado mismo de archivar, ubicándolo en idéntico plano a acciones tales como hacer calidad, alcanzar sostenibilidad, lograr seguridad, etc.

La certificación predispone al Archivo, con sus revisiones y actualizaciones periódicas, a una continua aclimatación al cambio en los contextos productivos, siendo dichas revisiones testimonios certeros de su capacidad de adaptación.

La certificación favorece la existencia de una sólida documentación demostrativa de la planificación, diseño, implementación y control del sistema.

La certificación repercutirá sobre las competencias y desarrollo profesional del archivero así como sobre su grado de motivación y satisfacción. El archivero se enfrenta a retos novedosos, aumentando el grado de su visibilidad en la organización. Las competencias profesionales exigidas contribuirán a predisponer al profesional hacia la innovación.

El factor certificador contribuye a demostrar la diferencia entre organismos y, por tanto, puede convertirse en un activo estratégico ante determinadas decisiones o valoraciones de la Administración Pública ante gestiones, contratas, subvenciones, ayudas, etc.

Los procesos de certificación conllevan un alto grado de compromiso y de expectación entre todos los agentes que intervienen. Expectativas de mejora, concienciación de los problemas y compromiso hacia el trabajo bien hecho inciden en un rendimiento mayor para el personal, los clientes y la organización.

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