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lunes, 6 de julio de 2009

Innovación empresarial

Según el grupo de expertos a quienes la Fundación para la Innovación Tecnológica Cotec consulta anualmente sobre su percepción de la situación actual y sus expectativas de futuro para la innovación en España, el número de empresas que basan su competitividad en la innovación es muy reducido, hay una baja propensión del mercado financiero a apoyar proyectos innovadores y la investigación pública escasamente se orienta a las necesidades empresariales.
Estos son algunas de las conclusiones a las que se llega en el Informe Cotec 2009 sobre Tecnología e Innovación en España, recientemente presentado.

El Informe Cotec sobre Tecnología e Innovación en España, analiza cada año los principales indicadores de I+D e innovación en España, a escala nacional y por Comunidades Autónomas, y su comparación internacional.

Como todos los años, el informe presenta dos visiones del sistema español de innovación: una es la que reflejan los datos estadísticos y, la otra, es la del grupo de expertos a quienes Cotec consulta anualmente sobre su percepción de la situación actual y sus expectativas de futuro.

Por primera vez desde hace muchos años estas dos visiones divergen. Los datos estadísticos, que llegan hasta 2007, dan cuenta de que se ha mantenido hasta entonces la evolución positiva de la última década. Sin embargo, las opiniones de los expertos sobre la situación a finales de 2008, especialmente sobre las expectativas futuras, son claramente negativas, en consonancia con la actual crisis.

Los problemas que los expertos han considerado este año más graves son el reducido número de empresas que basan su competitividad en la innovación, la baja propensión del mercado financiero a apoyar proyectos innovadores y la escasa orientación de la investigación pública a las necesidades empresariales.

Las previsiones apuntan a un deterioro de la situación, a la par que aumenta el porcentaje de expertos que expresan opiniones muy pesimistas. Esto afecta especialmente a las expectativas de disponibilidad de fondos públicos, presumiblemente como consecuencia de la crisis. También se prevé un fuerte deterioro de la competitividad tecnológica de nuestras empresas y en su actitud ante la innovación. Y es, por supuesto, preocupante que la actual situación de crisis lleve a los expertos a pensar que pueda resentirse la cultura de la calidad y del diseño, que había experimentado una perceptible mejora en años anteriores.

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