La estadística se ha convertido en un instrumento de análisis y toma de decisiones imprescindible en la práctica empresarial. Y es que las estadísticas ayudan a resumir y extractar la información, mediante la representación en datos o gráficos; facilitan la comunicación y comprensión de la información; y permiten descubrir y calcular patrones o conductas que se muestran en los datos.
Pero para que las estadísticas sean verdaderamente útiles deben reunir una serie de características, como:
1.- Proporcionar datos actualizados, lo que obliga a que aparezcan periódicamente y la periodicidad se mantenga estable
2.- Los datos deben ser fiables para que no induzcan a error, para ello es importante que sean datos primarios, procedentes de la fuente que los produzca.
3.- Es necesario que las estadísticas se elaboren con continuidad para que se puedan obtener conclusiones mediante el análisis comparativo de los datos a lo largo del tiempo.
4.- Deben poder compararse datos semejantes producidos por diversas fuentes.
La mala utilización de los métodos estadísticos, o incluso su manipulación en algunos casos, ha provocado una cierta desconfianza hacia la estadística.
En defensa de las estadísticas Carmen Alcaide en El País daba una serie de razones para confiar más en ellas como son la utilización de métodos científicos analizados y aprobados internacionalmente, que sus procesos están normalizados y estandarizados por lo que es cada vez más difícil manipular cualquiera de los resultados, o la propia profesionalidad de los estadísticos.
Hay diferentes tipos de estadísticas, así atendiendo al editor pueden ser internacionales (elaboradas por organismos internacionales), nacionales (elaboradas por organismos nacionales) o privadas (elaboradas por empresas, asociaciones, entidades); según el ámbito geográfico que analicen pueden ser internacionales, nacionales, autonómicas, o locales; según la información que proporcionan pueden ser primarias (datos tomados directamente), secundarias (datos elaborados a partir de los primarios), reservadas (no se publican); según la materia que abarquen pueden ser generales o especializadas.
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