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lunes, 14 de julio de 2008

Recomendaciones para evitar la morosidad empresarial


La morosidad ha aumentado de manera considerable en los últimos meses, así en el primer trimestre de 2008 se ha incrementado un 48%, respecto del primer trimestre de 2007. Esto provoca serios problemas de tesorería al retrasarse los pagos por parte de sus clientes y sin embargo, tener que hacer frente al pago a sus empleados, proveedores, seguridad social y hacienda, etc…

Estas situaciones de “ahogo” financiero pueden llegar incluso a provocar la insolvencia de las empresas que sufren la morosidad, e incluso, la solicitud de concurso de la empresa.

Para evitar llegar a éstas situaciones críticas y conseguir cobrar a los clientes morosos, desde la Revista de Derecho vLex se aconseja tener en cuenta varios factores.

El tiempo es un factor clave. El empresario debe actuar con rapidez. En el primer mes se pueden recuperar la mayoría de las facturas impagadas, hasta el 81%. En los sucesivos meses éste porcentaje disminuye.

Existen períodos de riesgo. Hay épocas del año en las cuáles resulta más probable un impago por parte de un cliente. Esto suele ocurrir en enero, julio, agosto y diciembre, meses en los cuáles las empresas tienen que afrontar el pago de impuestos, pagas extras de los trabajadores, ó que la facturación decrece, como es el caso del mes de agosto.

El moroso suele seleccionar a quién va a dejar de pagar, ó a quién le va a retrasar el pago. Suelen dejar de pagar a quién esté más alejado geográficamente. Los morosos siempre intentan ganar tiempo. Los morosos siempre dicen que van a pagar. Los peores morosos son los “amigos”. Las mejores armas contra el moroso son la perseverancia, constancia e insistencia.

Por su parte la organización empresarial CONFEMETAL ha elaborado un decálogo de recomendaciones para reducir la morosidad en las operaciones comerciales:

  1. Obtener la máxima información posible acerca de cada nuevo cliente. Comprobar datos básicos, como su solvencia, disponibilidad de tesorería, nivel de endeudamiento, arraigo, buenos hábitos de pago, etc.
  2. Detallar, de la manera más clara y explícita posible, las condiciones generales de venta al momento de cerrar el acuerdo, que habrán de abordar todas las cuestiones relacionadas con el cobro de las operaciones de pago, como, por ejemplo, la fecha a partir de la cual se computa el plazo de pago, la forma de pago, y el instrumento de pago.
  3. Intentar plasmar dichas condiciones por escrito e incluirlas en los pedidos, facturas y documentos habituales. Es conveniente que el cliente firme una copia, para que quede constancia de que las conoce y las ha aceptado.
  4. Fijar normas de pago que tengan en cuenta el tipo de mercancía o servicio objeto de la transacción. Tratar de establecer, en la negociación de las mismas, plazos de cobro más cortos, incentivos al pronto pago, aplazamientos con afianzamiento y otro tipo de cláusulas de garantía que protejan a la parte con una posición más débil en la negociación.
  5. Documentar, desde el inicio hasta el final, las transacciones: contratos, albaranes, órdenes de compra, notas de entrega, etc., con firma autorizada. En el caso de las facturas, precisar claramente los datos del cliente, las características de entrega pactada, así como la forma y fecha de pago.
  6. Verificar la correcta recepción de la mercancía o prestación del servicio, según los términos acordados.
  7. Formalizar, siempre que se pueda, las ventas, eligiendo y utilizando en cada caso el instrumento mercantil que más convenga: cheque, pagaré, letra de cambio, recibo, etc. Conviene, además, conseguir que el cliente lo firme, a fin de aumentar la juridicidad de la operación, obteniendo un crédito documentado como mayor protección.
  8. Otorgar a cada cliente un límite de riesgo, lo que evitaría pérdidas elevadas si se produce una situación de morosidad.
  9. Si las empresas que venden productos o prestan servicios cumplen con todos los requisitos relativos a la cantidad, calidad, plazo de entrega, precio, facturación, etc., podrán demostrar que han actuado de forma irreprochable en todo momento, y evitarán así las posibles acciones del cliente que se niegue a pagar y quiera iniciar un litigio, alegando la existencia de una disputa comercial.
  10. Dar publicidad e, incluso, premiar a aquéllas empresas que actúen de manera correcta y ejemplar a la hora de pagar a sus clientes, proveedores o subcontratistas.

1 comentario:

gestion de cobros dijo...

Muy buen aporte. Tratar con clientes morosos no es una tarea sencilla aunque lo parezca. Emplear diferentes técnicas será fundamental a fin de no ofender a los clientes y al mismo tiempo lograr que estos salden sus deudas.