Francisco Tosete, especialista en usabilidad, interacción, diseño y arquitectura de la información reflexionaba el pasado mes de enero desde su blog Tentándole (Interacción) sobre los cambios que se producían en la experiencia de uso en la lectura de un libro en papel y en un libro electrónico.
Hoy Antonio Espejo, desde las páginas de El País nos cuenta cuales han sido sus sensaciones al usar Papyre el dispositivo electrónico español que permite la lectura de libros, publicaciones periódicas y documentos de muy diversos tipos.
Por lo tanto en estos momentos la experiencia de uso con un libro electrónico resulta sino igual que la producida con la lectura de un libro de papel, desde luego no menos satisfactoria.
El aumento de la oferta de títulos descargables en estos dispositivos y la reducción de su precio ya son los únicos factores que pueden retrasar la popularización del libro electrónico.
“La primera impresión al sostener el Papyre es que pesa más que un libro de bolsillo; pero es culpa de su funda protectora. Si se quita, el peso es de 220 gramos, mucho más cómodo. El arranque y la carga de los contenidos puede parecer lento si lo comparamos con el ordenador o el papel, pero una vez dentro del documento, pasar de hoja no cuesta. Lo más sorprendente es lo bien que se lee y lo poco que realmente cansa el tipo de tinta electrónica que emplea. La pantalla, de tan solo 6 pulgadas, es pequeña, con lo que se pasa página constantemente, más aún si se amplía el tamaño de letra (otra ventaja sobre el libro de papel). Al pasar página, pita, pero se puede silenciar el ruidito.”
Por lo tanto en estos momentos la experiencia de uso con un libro electrónico resulta sino igual que la producida con la lectura de un libro de papel, desde luego no menos satisfactoria.
El aumento de la oferta de títulos descargables en estos dispositivos y la reducción de su precio ya son los únicos factores que pueden retrasar la popularización del libro electrónico.
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