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viernes, 31 de julio de 2009

Importancia de la Formación continua para los trabajadores mayores de 55 años

La Formación Continua y los mayores de 55 años: Planteamiento (I)”. Formación para el empleo y empleabilidad de los trabajadores mayores de 55 años / CEPYME ARAGÓN – Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, C20070286.

Reseña realizada por Juan de la Cruz Muñoz Ugarte (Dpto. Formación de CEPYME Aragón) responsable Proyecto Silver: Programa para la Gestión de la Edad en las Empresas

En innumerables ocasiones se ha destacado la importancia del aprendizaje continuo, que es la estrategia más importante para que el trabajador mantenga un nivel adecuado de empleabilidad. Por lo tanto, las empresas deberían invertir permanentemente en capital humano para poder afrontar los retos derivados de la rápida evolución de las necesidades resultantes de los avances tecnológicos, sociales y económicos.

El aprendizaje continuo constituye una necesidad absoluta para todo aquel que desee seguir el ritmo de los avances de la sociedad.

Dentro de una dinámica económica mundial, Europa se va a ver cada vez más obligada a competir en el terreno del conocimiento. Por lo tanto, para conseguirlo, se necesitan unos conocimientos de primera calidad y unas personas capaces de desarrollar, de transmitir, adquirir y utilizar esos conocimientos.

El estrangulamiento del mercado laboral europeo presenta una dimensión cuantitativa y otra cualitativa. La principal prueba de ello, es el hecho de que el porcentaje de puestos de trabajo que resulta difícil de cubrir depende del nivel de formación necesario para el puesto: cuanto mayor es ese nivel de formación requerida para un puesto, mayor es el número de puestos sin cubrir.

Las carencias del mercado laboral en los próximos años van a empeorar debido a factores demográficos, fundamentalmente en lo relativo al envejecimiento de la población y al creciente desajuste entre la oferta y la demanda en el mercado laboral.

Las empresas se van a enfrentar otro fenómeno que va a repercutir enormemente en su estructura interna: el aumento del nivel de destrezas. La economía cada vez exige más conocimiento debido a la generalización de la tecnología de la información como “tecnología capacitadora” y al continuo crecimiento de unos sectores que cada vez precisan de empleados con mayores conocimientos.

Los estudios demuestran que las empresas están exigiendo unas destrezas cada vez mayores. Además los conocimientos y destrezas secundarios están cobrando mayor importancia: el operario de una máquina debe ser capaz de trabajar en equipo, tener aptitudes comerciales, y una actitud flexible, ser capaz de vender, etc. Éste fenómeno, que entre la población trabajadora recibe el nombre de “efecto de aumento de nivel” exacerba aún más los problemas cuantitativos a los que se enfrentan las empresas para encontrar buenos empleados, razón por la cual aumenta el abismo social que separa a los sectores aventajados y desfavorecido de la población trabajadora.

El aumento global de la demanda de los trabajadores más cualificados debe contrarrestarse con medidas que contribuyan al aumento de la destreza de los trabajadores menos cualificados. Sólo así, se podrá impedir que la diferencia entre la oferta y la demanda del mercado laboral se agudice aún más, generar una cierta movilidad en el mercado de trabajo y evitar la fractura social entre los trabajadores cualificados y los no cualificados.

Éste es el reto al que se enfrenta la Europa actual, una Europa afectada por las elevadas tasas de envejecimiento poblacional. La prolongación de la duración de la vida y la persistencia de una baja mortalidad, están conduciendo a toda Europa a una situación de envejecimiento de la población y de disminución de la tasa de población activa, que se está convirtiendo en una prioridad política de primer nivel dados sus efectos en la economía. La Comisión de las Comunidades Europeas en el Libro Verde “Frente a los cambios demográficos, una nueva solidaridad entre generaciones” (COM 2005-94 final) plantea la situación y abre un debate general sobre perspectivas y posibilidades.

Durante los últimos veinte años tanto la empresa como la administración pública han dedicado notables esfuerzos, en particular de índole económica, para facilitar la salida del mundo laboral de estas cohortes de trabajadores, hasta tal punto que la tasa de empleo de los trabajadores de más edad (55-64) era en 2005 en la UE-25 del 42,5% (en España, 43,1%), y la edad media de salida del trabajo se situaba en 60,4 años (España, 61,5). El objetivo fijado en el Consejo Europeo de Estocolmo de 2001 para 2010 para este grupo de edad era alcanzar una tasa de empleo del 50%.

Frente a estas políticas, simbolizadas por la prejubilación y la jubilación anticipada, Europa y los gobiernos nacionales se plantean las llamadas políticas de “envejecimiento activo”. El documento “Aumentar el empleo de los trabajadores de más edad y retrasar su salida del mercado de trabajo” trata de este asunto (COM 2004-146 final). La Comisión entre sus planteamientos destaca que:

  • La prolongación de la vida activa marcha en paralelo con el aumento de la expectativa vital y de la calidad de la formación y del empleo. La edad no es la causa de la pérdida de productividad sino la obsolescencia de las aptitudes. Es, por tanto, un problema de ajuste y de mejora de experiencias y aptitudes, no de calendario. Si tanto las empresas como los trabajadores salen ganando en una sociedad y una economía donde los trabajadores de más edad tengan un papel más activo, son los interlocutores sociales quienes deben promover las medidas necesarias y facilitar la transición hacia una vida laboral más larga. La promoción del envejecimiento activo a fin de aumentar la capacidad de los trabajadores de más edad y sus incentivos para permanecer en el mercado de trabajo debe convertirse en una dimensión esencial de las relaciones laborales.
Así entre las recomendaciones para promover el acceso a la formación y a la inversión en capacitación laboral se encuentra:

  • Aumentar la formación continua de los trabajadores de más edad y, particularmente, de los menos cualificados, a fin de desarrollar su potencial al máximo.
En España el Sistema de Formación Profesional impulsa la Formación para toda la vida y para todos, a partir del Art.40, CE que exige de los poderes públicos el fomento de la formación y readaptación profesionales se ha creado el Sistema Nacional de Cualificaciones y Formación Profesional (L.O. 5/2002). Entre las finalidades de la ley se cita:

“… La oferta de formación sostenida con fondos públicos favorecerá la formación a lo largo de toda la vida, acomodándose a las distintas expectativas y situaciones personales y profesionales, …” (Art. 1.2). Con el fin de facilitar la inclusión de grupos desfavorecidos en el mercado de trabajo la ley adaptará la oferta formativa a las necesidades específicas (Art.12.1).

Además en el ámbito específico de la formación profesional continua dirigida a los trabajadores ocupados, se consideran colectivos prioritarios, a efectos de determinación de cuotas de acceso a la formación por el MTAS, entre otros, los mayores de 45 años (Art.5, R.D. 1046/2003).

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