La Confederación Nacional de Autónomos y Microempresas (CONAE) ha elaborado un “Estudio de Investigación del perfil del colectivo autónomo en España y su impacto en la Economía” en el que se analizan todas las facetas del empresario autónomo tanto a un nivel social como a un nivel económico.
Análisis cuantitativoEl perfil mayoritario del autónomo español que puede extraerse del análisis cuantitativo realizado es el de un hombre, de entre 40 y 54 años cuya actividad la viene desarrollando desde hace 5 o más años. Dicha actividad se engloba dentro del sector servicios, y no la compatibiliza con otra ni tiene asalariados a su cargo; y su base de cotización a la Seguridad Social toma los valores de la base mínima.
Atendiendo a su dependencia laboral, es decir, a si los autónomos son independientes, trabajan en exclusividad o dentro de una sola empresa siguiendo sus horarios, normas, y utilizando la infraestructura y maquinaría de dicha empresa, el estudio señala que:
Los autónomos independientes se dedican en mayores proporciones a los sectores del comercio y servicios, unos sectores donde se concentran las facturaciones más bajas del colectivo. La proporción de mujeres crece dentro de este tipo de autónomos.
El autónomo independiente encuentra barreras en la competencia instalada en el sector, haciendo peligrar esta la continuidad de su actividad. Además es el grupo que se ha visto más afectado por la crisis económica.
Los autónomos que trabaja en exclusividad para uno o dos clientes (posibles “económicamente dependientes”), se encuentra en mayores proporciones en el sector de la construcción, donde la proporción de hombres es mayor que la medida. Es el grupo que presenta mayores proporciones de pluriactividad, ya sea realizando otro trabajo por cuenta ajena o incluso otro trabajo más por cuenta propia.
Muy afectado por la crisis económica, el problema más acusado por estos es el de no poder hacer frente a los pagos. Las previsiones que hacen a corto plazo son las más pesimistas. También son estos los que encuentran mayores barreras para su actividad y ven peligrar su continuidad en el mercado, en términos de competencia instalada.
Los autónomos que trabaja dentro de una sola empresa (posibles “falsos autónomos”) están más representados en actividades del sector industrial donde la proporción de hombres es mayor que la media. Llevan menos tiempo dado de alta en el RETA que el resto de autónomos.
Es el colectivo menos afectado por la crisis económica y presenta una proporción muy baja de pluriactividad, de modo que tan sólo un 2% realiza otro trabajo por cuenta ajena.
Análisis cualitativo
Del análisis cualitativo realizado se desprende que la elección de la figura jurídica de empresario individual o autónomo atiende fundamentalmente a que es la fórmula menos costosa tanto económicamente como en lo referente a la tramitación burocrática. Si a esto le añadimos una falta de acceso al asesoramiento, no siempre se elige la fórmula jurídica más adecuada a cada caso.
Las dificultades más acuciantes en su gestión como empresarios individuales destaca la falta de capacidad de negociación ante cualquier tipo de organismo, que les lleva a problemas más concretos como la falta de liquidez, plazos muy largos para el cobro de sus facturas etc.
Su necesidad formativa más destacable es la relativa a la gestión empresarial.
La conciliación de vida laboral y familiar, no es posible por lo que se ven obligados a adaptar la vida familiar a las circunstancias laborales.
Las principales medidas que reclaman ante la crisis económica son la reducción de los impuestos que afectan al colectivo de empresarios autónomos; un más fácil acceso al crédito; y que las administraciones paguen sus facturas con plazos más cortos.
Atendiendo a su dependencia laboral, es decir, a si los autónomos son independientes, trabajan en exclusividad o dentro de una sola empresa siguiendo sus horarios, normas, y utilizando la infraestructura y maquinaría de dicha empresa, el estudio señala que:
Los autónomos independientes se dedican en mayores proporciones a los sectores del comercio y servicios, unos sectores donde se concentran las facturaciones más bajas del colectivo. La proporción de mujeres crece dentro de este tipo de autónomos.
El autónomo independiente encuentra barreras en la competencia instalada en el sector, haciendo peligrar esta la continuidad de su actividad. Además es el grupo que se ha visto más afectado por la crisis económica.
Los autónomos que trabaja en exclusividad para uno o dos clientes (posibles “económicamente dependientes”), se encuentra en mayores proporciones en el sector de la construcción, donde la proporción de hombres es mayor que la medida. Es el grupo que presenta mayores proporciones de pluriactividad, ya sea realizando otro trabajo por cuenta ajena o incluso otro trabajo más por cuenta propia.
Muy afectado por la crisis económica, el problema más acusado por estos es el de no poder hacer frente a los pagos. Las previsiones que hacen a corto plazo son las más pesimistas. También son estos los que encuentran mayores barreras para su actividad y ven peligrar su continuidad en el mercado, en términos de competencia instalada.
Los autónomos que trabaja dentro de una sola empresa (posibles “falsos autónomos”) están más representados en actividades del sector industrial donde la proporción de hombres es mayor que la media. Llevan menos tiempo dado de alta en el RETA que el resto de autónomos.
Es el colectivo menos afectado por la crisis económica y presenta una proporción muy baja de pluriactividad, de modo que tan sólo un 2% realiza otro trabajo por cuenta ajena.
Análisis cualitativo
Del análisis cualitativo realizado se desprende que la elección de la figura jurídica de empresario individual o autónomo atiende fundamentalmente a que es la fórmula menos costosa tanto económicamente como en lo referente a la tramitación burocrática. Si a esto le añadimos una falta de acceso al asesoramiento, no siempre se elige la fórmula jurídica más adecuada a cada caso.
Las dificultades más acuciantes en su gestión como empresarios individuales destaca la falta de capacidad de negociación ante cualquier tipo de organismo, que les lleva a problemas más concretos como la falta de liquidez, plazos muy largos para el cobro de sus facturas etc.
Su necesidad formativa más destacable es la relativa a la gestión empresarial.
La conciliación de vida laboral y familiar, no es posible por lo que se ven obligados a adaptar la vida familiar a las circunstancias laborales.
Las principales medidas que reclaman ante la crisis económica son la reducción de los impuestos que afectan al colectivo de empresarios autónomos; un más fácil acceso al crédito; y que las administraciones paguen sus facturas con plazos más cortos.
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