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jueves, 20 de agosto de 2009

¿Por qué tan pocos trabajadores mayores de 55 años realizan formación?


“La Formación Continua y los mayores de 55 años: ¿Por qué tan pocos trabajadores mayores de 55 años realizan formación? (II)”. Formación para el empleo y empleabilidad de los trabajadores mayores de 55 años / CEPYME ARAGÓN – Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, C20070286.

Reseña realizada por Juan de la Cruz Muñoz Ugarte (Dpto. Formación de CEPYME Aragón) responsable Proyecto Silver: Programa para la Gestión de la Edad en las Empresas.

En España, según datos de la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo (FTFE) publicados en el Informe de Resultados de Formación Continua 2005 (2007), el porcentaje de participantes formados en formación continua de más de 55 años es de un 4,4%, el más bajo de todos los grupos de edad, suponen en concreto 66.527 participantes formados, respecto de los 1.532.356 participantes formados en total. Sin embargo, los trabajadores de más de 54 años representaban el 11,1% del total de ocupados (EPA I Trimestre 2007), lo que confirma una notable infrarrepresentación de este colectivo en la Formación para el Empleo.

Tal y como se aprecia en estos datos el alejamiento de la actividad formativa en una etapa de culminación profesional es un hecho, lo que hace necesario conocer en profundidad, las circunstancias del entorno personal, social y laboral que condicionan esta escasa participación en la actividad formativa, es decir, cabe preguntarse acerca de cuáles son las dificultades y barreras de acceso a la formación continua que encuentran los trabajadores mayores de 55 años.

Los trabajadores mayores de 55 años parten de una doble desventaja: tienen un acervo educativo básico menor y tienden a recibir menos formación con el paso de los años.

Entre otras causas puede apuntarse la relación que se establece entre el tramo de edad de 55 años en el que el trabajador se adentra y el planteamiento que puede hacerse respecto de su vida activa. De forma natural, la decisión del trabajador está condicionada por:
  • El entorno institucional: valores sociales, regulación de la pensión de jubilación.
  • Por el entorno empresarial: actitud sobre los trabajadores de más edad, flexibilidad organizativa.
  • Y por las circunstancias personales: salud, competencias, situación familiar

Esto conlleva a establecer la existencia de tres tipos básicos de posibilidades:
  • Prolongación de la vida activa sin limitaciones,
  • Conservación de la actividad pero disminuida,
  • y terminación de la vida Activa, lo cual facilita o dificulta el acceso a la formación continua.
Resulta por tanto necesario para “atraer” a los trabajadores mayores de 55 años a la formación continua, adaptar ésta a sus características para contribuir a superar las barreras y dificultades apuntadas y favorecer así el acceso de los mismos a la formación. Es decir, resulta notoria, dada la baja tasa de participación a la que hemos hecho referencia, la ausencia de metodologías específicas adaptadas a los trabajadores mayores de 55 años que contribuyan a la superación de dichas barreras y dificultades y que por tanto, favorezcan el acceso a la formación continua de los mismos, teniendo en cuenta su experiencia laboral y para asegurar la mejora de la empleabilidad.

No basta sin embargo con favorecer el acceso a la formación. De nada serviría incrementar el número de mayores de 55 años que acceden a la formación continua si estos no mejoran su cualificación profesional, si no logran aprender y terminan desencantados. Es por tanto, igualmente necesario que el diseño de dichas metodologías contribuya también a mejorar sustancialmente la calidad de la formación impartida, entendida ésta como la mejora de la eficacia del aprendizaje. Se trata de asegurar que el alumno aprenda, se recualifique y, por tanto, obtenga los beneficios esperados de la formación continua.

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